Sexo, Dinero y Poder


Dios nos ha bendecido al poder disfrutar del sexo, el dinero y el poder. El pastor Andres predica acerca de aprender a administrar estas bendiciones con sabiduría de Dios.





El pecado sexual mata. No solamente físicamente sino que también nos puede llevar a una muerte peor, a una muerte en vida. Este tipo de pecado produce culpabilidad, depresión. Destruye los matrimonios.
1 Corintios 6:18 dice “¡Huyan del pecado sexual! Ningún otro pecado afecta tanto el cuerpo como este, porque la inmoralidad sexual es un pecado contra el propio cuerpo.”

Sin dudas Dios es un Dios que perdona y restituye, pero hay consecuencias. Cuando una persona la embarra sexualmente el plan original de Dios difícilmente pueda cumplirse.
Pero también cuando hay verdadero arrepentimiento y esas personas asumen las consecuencias, si están dispuestos a hacer lo nuevo que les toco, con humildad y sin reproche alguno, yo les puedo asegurar que el plan B de Dios va a funcionar. David es un gran ejemplo de una persona que reconoció su adulterio.

Debe quedar claro que el sexo no es pecado. Es una necesidad básica de nuestra vida y es un ingrediente necesario para el amor y nuestra felicidad. ¡Dios nos bendijo con el placer sexual! Pero este es pecado cuando es practicado fuera del matrimonio.

¡Dios nos bendijo con el placer sexual! Pero este es pecado cuando es practicado fuera del matrimonio.


Existe otro tipo de tentación que puede llegar a hacernos caer. El dinero. Dios quiere que prosperemos, quiere que tengamos éxito.
El amor al dinero es la raíz de la caída de muchos.
También muchos cristianos cuando empiezan a vivir por encima de su realidad se endeudan y cuando eso pasa se vuelven esclavos del dinero.
Tener dinero no es pecado, es pecado olvidarnos de Dios que no ha dado tal riqueza.

También el poder es algo que nos puede hacer caer. Y una vez más el poder no es malo. Dios quiere que tengamos poder.
Deuteronomio 28:13 dice: “el Señor te pondrá a la cabeza, nunca en la cola.”
Dios ha puesto en el mundo personas en lugares de autoridad, gobernantes, jefes en de empresas, directores de universidades o de empresas, padres.

El poder es bueno si lo usamos para bendecir y no para maldecir. Si lo usamos para empoderar a las personas y no para controlar.


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