¿Cuánto tienes, cuánto vales?
José encontró su identidad y valor en Dios, enseñándonos a confiar en Él y no en las circunstancias externas.
José, que fue amado más que sus hermanos por su padre Jacob y que también tenía un don especial para interpretar sueños, por la envidia de sus hermanos, fue vendido como esclavo y desterrado de su tierra. La túnica que recibió de su padre, que simbolizaba el favor y amor especial que tenía, se convirtió en una fuente de discordia y resentimiento entre sus hermanos.
A pesar de las pérdidas y desafíos que José enfrentó, su valor no estaba determinado por la túnica o por su don para interpretar sueños. José aprendió a encontrar su identidad en Dios y a confiar en Él, incluso en medio de la adversidad. Dios estuvo con él en cada etapa de su vida, tanto en la cisterna como en la cárcel.
Debemos aprender a confiar en Dios en medio de la prueba del "olvido del copero", donde sentimos que hemos sido ignorados o abandonados.
Nuestro valor no debe depender de las circunstancias externas o de la aprobación de los demás. En lugar de apegarnos a las posesiones materiales, la aprobación social o el reconocimiento, debemos encontrar nuestra identidad y valor en nuestra relación con Dios. Nuestra confianza y fe en Él deben ser la base de nuestra valía personal.
Cuando enfrentaremos pruebas y desafíos en la vida, Dios utilizará esas situaciones para formar nuestro carácter y hacernos más fuertes. Es esencial no dejarnos llevar por la mentira del enemigo, quien intentará hacernos creer que nuestro valor depende de lo que poseemos o de lo que otros piensen de nosotros.
Debemos aprender a confiar en Dios en medio de la prueba del "olvido del copero", donde sentimos que hemos sido ignorados o abandonados por aquellos en quienes confiamos. En esas circunstancias, debemos recordar que Dios nunca nos abandona y que nuestra verdadera seguridad y valor provienen de nuestra relación con Él.
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