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En la historia bíblica de Jesús y la samaritana, enfatiza la adoración en espíritu y verdad, no atada a lugares físicos.
La adoración genuina proviene del corazón y la relación con Dios, no de rituales externos.
A lo largo de la historia, el pueblo de Dios ha luchado con la adoración falsa y la idolatría.
Los tres jóvenes, Sadrac, Mesac y Abednego, que se negaron a adorar un ídolo y fueron lanzados al horno de fuego, pero Dios los libró.
La adoración debe centrarse en Dios, no en la teología, líderes carismáticos o denominaciones.

La adoración debe centrarse en Dios, no en la teología, líderes carismáticos o denominaciones.

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Satanás intenta desviar la adoración lejos de Dios, incluso llevando a algunas personas a adorar ídolos o a su teología religiosa.
La adoración debe estar basada en las Escrituras y que el conocimiento y la comprensión de Dios pueden variar entre denominaciones.
Los verdaderos creyentes deben centrarse en adorar al Dios vivo y no en defender su denominación o líder religioso.
Es peligro de caer en la idolatría y desviarse de la verdadera adoración a Dios.

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