Podemos tomar decisiones sabias, si estamos dispuestos a escuchar a Dios y obedecerlo.
La heridas de nuestras vidas no deben ocultarse para poder alcanzar la sanidad.
Es posible vivir en paz cuando hemos depositado nuestra confianza en nuestro Padre celestial.
El Señor habla al pueblo de Israel, en medio de una situación difícil, a través del profeta Isaías. Les recuerda su amor y su compromiso con ellos, que aún seguía siendo su salvador. Muchas veces, como el pueblo de Israel, solemos olvidarnos del pacto que Dios hizo con nosotros, de sus promesas de bendecirnos y cuidarnos.